Proyecto de aviación.



A 5 millas de distancia de mi casa está el aeropuerto de Palwaukee. Muchas veces, al pasar por allí y ver tanta gente joder con sus avionetas pensaba: un día de estos paro a preguntar cómo es la cosa.

Cualquier día, conversando con un compañero de trabajo (1996, ya hace 10 años) me dijo casualmente que el sábado iba a volar. - ¿cómo volar?- le pregunté yo. Resulta que tenía una avioneta el hombre. Me puse a confesarlo: me dió todas las ideas.

Dos días después estaba en el aeropuerto de Midway en Chicago haciendo my primer vuelo. Recuerdo que era verano y el calor más berraco. El resto del verano entrené alli, en un aeropuerto muy congestionado, donde también aterrizan y despegan jets. Es el segundo aeropuerto de Chicago. En esta congestión y en tiempos de esperas de permisos de la torre, se iba la mitad de la clase... pero ¡que importa! – todo se olvida al momento de elevarse.

Decidí que después del verano me iría más bien a entrenar a Palwaukee, más cerca a mi casa. Allí conocí un instructor – dueño de su propia escuela – que en conversación casual me ofreció venderme una avioneta. Me parecío muy bueno el precio: 15 mil dólares, en tres pagos de 5 mil. – No tenía yo aún la licencia de piloto. Me iba por las tardes al aeropuerto a sentarme en mi avioneta y a ver aterrizar y despegar aviones y a imaginarme volando yo solo.

Al final, mi instructora resultó siendo una muchacha bastante joven, Beth, me acuerdo. Yo sólo quería volar... pero se aproximaba el invierno y hay que cerrar campaña.

El verano siguiente salí a volar todos los días posibles. Acumulé como 200 horas y todavía ni licencia ni volar solo. Muy tranquilo con mi instructora al lado, que ya al final lo que hacia era dormirse mientras yo piloteaba. Un día me dice que no botara el dinero, que ya no necesitaba instructor y me firmo el “log book” autorizandome a volar “solo” a 4 aeropuertos cercanos. Recuerdo el día que volé solo. En mi Cessna de 2 puestos, C-152 N-6391M. Me latía el corazón a mil. ¡Que gustazo!

Conocí por ese tiempo a otro piloto, dueño de un Cessna C-182, que me ofreció una acción en una sociedad que tenían con el C-182. No lo pensé mucho y terminamos de socios. Estaba yo en plena fiebre de volar. ¡Que gastadera de dinero tan pendeja!

Cuando me retiré del trabajo con el Metro de Chicago e inicié mi propio negocio, y las cosas iban muy bien, mi siguiente avión fué otro Cessna 1976, C-177B, Cardinal II, 4 puestos, de tren fijo. Este si lo disfruté al máximo por 5 años o algo así: viajes más largos, idas a Miami desde Chicago, a Atlanta, vuelos sobre el Lago Michigan por las noches, al norte de Wisconsin... en fín, vuelos a otros estados, con el solo fín de ponerle una banderita al mapa colgado en la pared la oficina de lugares visitados... hasta que me llegó la menopasia

En fin, la historia continuará un dia de estos

...

No comments: