Embarazada en ayunas.

Parece que por fin le dí vida a la chispa del ejercicio y ahora me encuentro motivado y en acción. Esta ha sido una lucha la berraca contra el sobrepeso, que insidioso y larval, me deteriora y me cambia el panorama de la vida.

Dos veces he seguido la dieta de Atkins. Una en 1981, que yo me acuerde y otra en 1994 o algo así. El resultado fué ambas veces de efecto dramático y veloz. Perdí peso ¡a paladas! Pero... ahí viene el pero... es imposible permanecer en Atkins: al final te da asco la comida. Y al regresar a la alimentación normal, ganas el peso otra vez, con interés compuesto.

Esta vez, si es que la voy a hacer, el lema es: ejercicio y porciones.
Por allá en Junio me compré un libro "Stop Digging Your Grave With a Knife And A Fork" – Deje de cavar su tumba con un cuhillo y un tenedor. El autor es el governador de Kansas, un poco republicano para mi gusto, pero con dos o tres capítulos de principios obvios y motivadores. De ahí me agarré y desde comienzos del verano he estado montando a diario en bicicleta, incrementando la dosis paulatinamente, hasta estar ahora en, mínimo, una hora – por reloj – día tras día. ¡Sí señor!

Ahora: ¡si tan sólo pudiera regular las porciones! Pero que hambre tan berraco da el ejercicio. ¿No?

Si todo esto falla, tocará entonces seguir el consejo de una amiga en Fort Lauderdale: Mire Guillermo – me dijo – el mejor remedio para adelgazar es comer huevos de tortuga embarazada en ayunas.

Pues sí. Pa'ella es fácil decirlo, pero... ¿dónde diablos encuentro yo una tortuga que la hayan embarazado en ayunas?

¿ustedes ya desayunaron?
...

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